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Solo la suerte dio...

Domingo, 14 de mayo de 1950

  • Unión Deportiva Las Palmas
  • Imperial de Murcia

 

 Sólo la suerte dio el triunfo al Imperial

  •  El equipo murciano estuvo embotellado todo el partido
  •  Una defensiva afortunada y una arrancada le brindó la victoria

1 - 0. Hemos sufrido la primera derrota en casa. No cabe duda, que es dolorosa, sobre todo en estos momentos de bien fundada ilusión. Hemos perdido jugando, más y mejor que un adversario que no ha aportado otros atributos que la suerte. A nosotros, como al que más, nos ha llegado muy hondo el alfilerazo, pero ¡cuidado! que nadie intente dar un paso atrás.

Unión Deportiva Las Palmas

Una derrota de este género no podemos considerarla con más importancia que la que le da el hecho de ser la primera. Después de ver como se batían nuestros jugadores, con su entusiasmo, con su fe y con arrebatos de pundonor llevando el corazón por delante no queda otro recurso que la consciente resignación. Podríamos intentar buscar justificación en diferentes factores y circunstancias de la pelea, pero ello sería algo así como apelar a la ley del pataleo. No seamos consecuentes, no perdamos la serenidad y pensemos con buen sentido que no será esta la única derrota. Sobre todo, que alguna vez lo será por superioridad del adversario, que aunque la primera resulta más dolorosa, por ser primera, no olvidemos que el fútbol es el deporte de más sorpresas, de menos lógicas en muchas circunstancias.

Ni un paso atrás, ni un titubeo. Mantengamos muy alta nuestra moral combativa, nuestro entusiasmo y nuestra fe. ¿Es que acaso lo que aquí hace un adversario - que no ha hecho nada - no lo podemos repetir y hasta superar nosotros? ¡Mantener la fe, muchachos! No nos ha vencido un adversario superior, sino un factor ajeno a la lucha que con mucha frecuencia "se mete donde nadie lo ha llamado". Que son dos puntos, no lo ignoramos. Más hay que tener en cuenta que aun estamos en los primeros tramos del camino y queda mucho por recorrer. Y marineros somos... Que el natural sinsabor de la primera derrota pasará pronto. Nada de desconcierto. Sigamos todos ayudando a nuestro equipo en su dura batalla. Que hasta las rosas tienen espinas...

El encuentro de hoy domingo tiene poca historia, poco margen narrativo. Salvo alguna que otra arrancada peligrosa que no siempre llegaba a nuestro marco, la pelea estuvo situada en los dominios murcianos. Con momentos de verdadero bombardeo los trallazos encontraban siempre un cuerpo adversario, un palo de meta, rozaban el poste o el travesaño, o el meta del Imperial realizaba alguna que otra intervención brillante. Las "intervenciones" más brillantes las hicieron los palos y los defensores como murallas. Ahora bien, los locales no bajaron nunca el balón; el juego "aéreo" favorecía al Imperial.

Ciertamente el Imperial organizó bien su labor defensiva bien protegida siempre por la suerte. El partido especialmente por parte de los nuestros, acusó mucho nerviosismo, y ello hizo que nuestros delanteros, lanzados al asalto de la fortaleza adversaria, perdieran un poco la serenidad y acosaran en tromba, apelotonados lo que favorecía la táctica enemiga. Por otra parte, los extremos Padrón y Cedrés, tan acertados en los encuentros anteriores, actuaron sin suerte, pifiando ocasiones buenas. Pusieron mucho coraje en la pelea, y la verdad es que además, estaban muy vigilados. Manolín y Peña jugaron mucho y bien, pero sin inteligencia para atraerse al enemigo, y Tacoronte tuvo en jaque constantemente a la defensa adversaria, dura, acertada y pegajosa que se vio favorecida porque nuestro ataque no abría el juego. Las líneas defensivas y de apoyo muy bien.

El Imperial no pudo realizar juego de ataque porque su línea fue absorbida por nuestros muchachos. Especialmente Juanono secó completamente al ariete murciano. Sus extremos rápidos, pero muy vigilados, aunque Yayo descuidó mucho su banda y por allí nació el gol. No hemos visto jugar al Imperial, ni le hemos permitido iniciar juego.

Ataque incesante de nuestros delanteros fue la tónica de la pelea. Balones lamiendo los palos, tiros imponentes que siempre encontraban el cuerpo de un adversario. Así transcurrió todo el partido. Tiraron mucho los nuestros, y en todo instante se puso de manifiesto que no podíamos marcar. La adversidad se ensañaba con nuestros colores y desesperarse era sufrir. Teníamos la convicción de que no íbamos a mover nuestro casillero. Son tardes grises cuyos resultados sé prevén en cuando pasan los primeros cuarenta y cinco minutos.

Ya bien entrada la segunda parte, cuando debíamos tener varios goles a favor pensábamos en el mal menor, un empate que dejaba las cosas como estaban. Pero llegó el minuto treinta y tres, con el continuo martilleo en los dominios murcianos. Nuestra defensa, situada en medio campo. Los imperialistas tienen algunos arranques peligrosos, pero sin disparos venenosos. En una de estas esporádicas sacudidas, se escapa Rodríguez por su banda, por donde nacía el peligro; apura la jugada y dispara muy fuerte. Montes detiene en el suelo pero no atenaza bien el cuero y Sornichero remata a la red. Ya está todo perdido. Restan doce minutos de juego. Nuestros muchachos siguen llevando peligro a los palos murcianos. La suerte nos estaba haciendo mofa.

El árbitro, Caballero, no comprendía la razón de que el público le chillara. Nosotros, sí. Imagínese ustedes a un equipo que, en casi todo el partido tiene a casi todos sus jugadores situados en el área de penalty propia en una defensa enérgica, titánica. Imagínense ustedes que en esa área no se señala ¡ni una falta! en todo el partido contra el equipo que defiende. Pensaran ustedes que aquellos no era fútbol sino la interpretación de un minué. En cambio, a cinco centímetros del área se sucedían frecuentes faltas contra los defensores. Nosotros consideramos el juego del Imperial muy correcto en términos generales. Pero en el área sucedieron muchas cosas, de esas muchas cosas que Caballero estuvo señalando constantemente fuera de la zona del "telón de acero": codazos, empujones, cargas a destiempo, etc. Pero el árbitro "jugó retrasado", no quiso meterse en el área, no quiso ver nada. Nada de lo apuntado. Sobre todo en la segunda parte. Y nosotros tomamos siempre como base de aciertos o errores de un árbitro principalmente lo que hace en esa zona. Y no crea que una pasión estúpida nos obliga a pedir docenas de penaltis, ni mucho menos, pero más de tres libres indirectos, desde luego. Aquí y en Pekín. Por todo eso no nos gustó el arbitraje. Y por eso le chillaron a Caballero, aunque él no encuentre la razón de ello.

U. D. Las Palmas: Montes; Castañares, Juanono, Yayo, Tatono, Vieira; Padrón, Manolín, Tacoronte, Peña y Cedrés.

Imperial de Murcia: Aullón; Escámez, Lemus, Salvador; Pedreño, Roca; Rodríguez, Domínguez, Mariano, Oliveira, Sornichero.

EL ENCUENTRO VISTO DESDE  OTRO ANGULO

No hay que sacar las cosas de quicio porque hayamos perdido. Ni debemos decir que no tenemos equipo ni alegar que sólo a la mala suerte debemos nuestra primera derrota en la "Liguilla" de ascenso, contratiempo que ha venido "a curarnos de espanto", ni mucho menos, hay que darlo todo por perdido. ¡No es para tanto, señores! Lo que hoy vimos aquí ya lo hizo el Unión Deportiva en Santa Cruz... y puede hacerlo todavía en la península. No terminó hoy la "Liguilla".

Poniendo las cosas en su lugar, diríamos  primeramente que si el Unión "se partió el pecho", el Imperial - dejando a un lado el factor suerte, que le favoreció hasta darle la victoria -, se defendió muy bien, empleando en ellos una táctica que los nuestros no dejaron ver en su constante descontrolado acoso, en lo que no puso, tampoco, veteranía, que es lo que aún no tiene nuestro "once". Claro que, pese a todo, mereció ganar, pero el fútbol es así...

Tuvo el Unión Deportiva noventa minutos de luchar con tesón, con coraje, con verdadera codicia. Por ello empujó y dominó en todo momento a su adversario; pero éste no se desconcertó ni en los momentos de verdadero agobio y supo, por si era esto poco, aprovechar la única oportunidad que se le presentó para arrancar los dos puntos que le afirman en cabeza. Por el contrario, los nuestros, aparte de los goles perdidos por mala suerte, se quedaron sin otros que no supieron marcar...

Eso fue todo. Eso y... que sigue el Unión Deportiva sin jugar "en canario", empeñado en practicar un juego aéreo que no le va y con el que no podrá desconcertar a sus enemigos en esta competición porque son las armas que ellos han empleado toda su vida. Pero para asombrar y desbaratar con nuestro estilo clásico a esos enemigos nos falta mucho, entre otras cosas, rasar los balones y jugar en corto.

Preliminares. Bastante más público que el domingo anterior acudió hoy al estadio, que presentó, por tanto, casi un lleno. A las cinco en punto saltaron los equipos a la cancha, siendo recibidos con grandes ovaciones. Seguidamente apareció el árbitro, señor Caballero, en compañía de los jueces de línea, señores Imperial y Trujillo.

Primer tiempo. Saca el Imperial y llega enseguida la primera jugada emocionante, por parte de los nuestros, al llevarse Peña el balón, pero el interior adelantó demasiado la pelota a Cedrés y se perdió así una oportunidad en el primer minuto, pues el balón fue fuera por la línea de gol. Saca Aullón y corta Tacoronte  y centra, recogiendo Peña y tirando a gol; Aullón intenta detener el esférico y le pega en la cara, echándolo apuradamente a córner Escámez. Se tira sin consecuencias.

El Unión se muestra codicioso y las jugadas en el área del Imperial son de verdad emocionantes. Tacoronte tira una falta con barrera y la pelota sale fuera casi lamiendo el travesaño. Nuestros jugadores marcan fuertemente a sus contrarios y sus jugadas son profundas y hasta bonitas muchas de ellas, por lo que el público aplaude con mucha frecuencia. Se juega por alto.

Hay una buena parada de Aullón a un cabezazo de Tacoronte y luego un córner contra nuestro equipo, que fue mal tirado por Sornichero. Enseguida hay otro córner contra el Imperial, al intentar Salvador interceptar el paso a Padrón. Tirado el castigo da lugar a unos instantes de peligro para la meta de los visitantes. Luego, un impresionante tiro de Tacoronte, a la media vuelta, sale a unos centímetros del travesaño. A esto sigue otro córner del Imperial.

Domina fuertemente el Unión, teniendo "embotellado" a su adversario, que se defiende con coraje y serenidad. Se tiran casi seguidamente varias faltas contra el Imperial y nuevos córners. A los treinta y un minutos toca Montes la pelota por cuarta vez. Diversos tiros a gol dan en los pies de los jugadores murcianos, todos empeñados en la defensa de su marco.

Segundo tiempo. Saca el Unión y continúa el dominio. El Imperial se pone abiertamente a la defensiva. Cedrés falla al final de una peligrosa jugada y pierde de marcar un gol que casi estaba hecho. Nuevos tiros de los nuestros van altos o desviados. Córner contra los amarillos y, casi seguidamente, otro contra el Imperial (el público reclama penalty).

A los veinte minutos la desesperación hace presa en las gradas, pues parece imposible marcar un gol al Imperial, pese a los momentos de agobio por que está pasando.

Una jugada que pareció acabaría en gol fue un remate de Cedrés, a dos pasos de Aullón, que éste despejó tirándose al suelo. La pelota salió a córner después de elevarse y pegar en el travesaño. Luego, otro gol perdido por llegar tarde Padrón. El dominio de los locales es abrumador, pero el Imperial se defiende bien y con suerte, como ya se ha visto. Después de una peligrosa jugada del Imperial en la que el balón no encontró rematador y de otras cuantas jugadas de los nuestros ante el marco de Aullón, vino...

El único gol de la tarde. Se produjo a los treinta y dos minutos, al rematar Sornichero una pelota que a Montes se le fue de las manos.

Los últimos minutos. De nada sirve al Unión Deportiva redoblar sus esfuerzos. Su entusiasmo no le vale. El Imperial se cierra más aún a la defensiva y, dentro de su táctica, la suerte le sigue favoreciendo. En los últimos momentos hay un córner contra el Imperial, pero nada tampoco. Prevaleció ese 1-0 que no esperábamos.

Los mejores. Por los nuestros, todos pusieron ardor en la lucha y todos batallaron hasta el último momento con los mismos deseos de ganar. Destaquemos sin embargo, la clase de Juanono, Manolín, Castañares y Tatono. Por el Imperial, Aullón, Lemus, su táctica defensiva y... su suerte.